Amiga: Cuesta desterrar al corazón... Vaciarlo de afecto...
Abolir la necesidad de tocar, de sentir la comarca de la piel. Entonces, cuando comienza a suceder esto el cuerpo pesa más de lo acostumbrado, hundiéndose en el aire como un puñal incisivo...
Cuesta pensar. Sólo se siente el desgarro sigiloso de un desamarre a pura distancia a puro desasosiego.
Exiliarse de la tierra, de sus humedades. Extrañar olores y perfumes. Recortar la certeza de los amaneceres.
En vano trato de no construir la ausencia de miradas y palabras, pero en las tazas de café huye el carmesí de tus labios.
Deseo desarticular el tiempo de los encuentros sin sentir el dolor de extraviar presencias en la lejanía de las estrellas...
Miro el cielo profundo en la noche a orillas de un mar oscuro y vasto:
las constelaciones albergan infinitos sentidos como los sueños acunados mientras dormimos en la oquedad del alma.
la tarde se agita ardiendo herida reclamando los primeros besos los últimos adioses.
el corazón sangra desesperado imprevisto abismal.
sordo fluye como un río negro de larvas a través de la carne palpitante que cruje como papel escrito.
dedos animales. bruscos. tejen avalanchas de pasión sobre tus muslos dormidos.
una mujer al mediodía se descubre como un poema, insolente, placentero, se desnuda de palabras, me besa en la cúspide de las metáforas y construye obeliscos bajo el ardor del verano mientras oxidados trenes se diluyen en la tarde de enero...
las noches y sus días giran desde el advenimiento del universo. más largos o más cortos ningún sitio del cosmos escapa a la sentencia de esta extraña pareja que construye la ficción del tiempo.
el amor palpita en la lujuria del amante ausente.
desatinos del destino.
contracaras de pubis sudorosos y pelvis libertinas.
oquedades oscuras vacían lenguas. vaginas desbordadas por eróticas palabras. labios femeninos cartografiando masculinos. masculinos estrujando femineidades, como quien asalta cascadas de orgasmos y bebe la confluencia de los océanos.
es la extraña hora donde muere el día y adviene la noche.
es la extraña hora de los amantes. donde los ciegos ven y los sordos oyen. donde los mudos enarbolan placeres a garganta abierta y pecho naciente.
es la hora extraña donde las distancias desaparecen y fluyen los húmedos néctares. se apaciguan las desgracias y se tejen las pasiones.
es la extraña hora, donde el sol desvanece su existencia y la noche colma de estrellas el firmamento.
es la hora de amar sin tregua y sin respiro torso contra torso boca contra boca pubis contra pubis que la noche es efímera y el amor sólo un soplo divino...