Entre mi cuello y el hombro,
descansa el silencio de tu pensamiento.
Apoyada
en la oquedad tibia de los huesos,
tu mirada se desliza callada,
sobre espaldas y occipucios.
Es la brevedad
del aliento
sobre las pupilas.
Es el tiempo
demorado
que cae como una llovizna.
Las voces humedecen
viejos cortinados en los zaguanes
de Montevideo...
Los corazones
cobijan antiguas carencias.
Acaricio tus mejillas tibias.
Atemperas mis manos
entre las tuyas
mientras atravesamos la ciudad
serenos, transparentes
como destellos de luz
en una noche de verano.
Y así, el día arrastra las horas,
pero no lleva tu boca ni la mía.
Levanta las hojas que el otoño olvidó,
pero no empuja las hojas escritas.
Ni los poemas leídos sobre tus ojos,
a la hora de las cigarras,
a la sombra de las enredaderas,
lejos de aquí.
Quién sabe dónde...
Tal vez donde nacen los jazmines...
en un lugar donde los encuentros florecen...
acurrucados,
lejos de todo...
lejos...
fliscornio 2002
2 comentarios:
mmmmmmmmm, este me gustò mucho màs, es directo el otro tiene las vueltas de la histeria, bueno pero no el mejor para mi gusto. besitos flis.
Gracias por el comentario madameh80.Un abrazo.
Fliscornio
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